Si es niño un coche teledirigido, un balón o un scalextric. Si es niña, un nenuco, una cocinita o un set de maquillaje infantil.
Azul o rosa.
¿Una muñeca para un niño ?Jamás. No vaya a salirnos “afeminado”. Y tampoco le des un balón a la niña, nadie quiere tener una hija “marimacho”. Así ha sido siempre y así sigue siendo. Desde pequeños, los niños viven con la imposición de que les debe gustar y qué no. Algo tan inocente como un juguete, pero que sin embargo, esconde una larga tradición de normas sociales, estereotipos y creencias que aun no parece que se hayan superado. Para los niños siguen estando reservados aquellos juguetes que fomentan su creatividad, un desarrollo fuera del hogar y una cierta orientación a futuros trabajos tales como Ingenierías. ¿Y para las niñas? Ellas deben ser las perfectas amas de casa. Desde pequeñas cuidan de bebes de plástico, hacen la comida, planchan y se maquillan para estar guapas. Ven películas de princesas, y quieren ser una de ellas. Ellos ven las de superhéroes. Nuestra cultura nos dice qué pueden y qué no pueden hacer los niños y niñas si queremos que no se “desvíen”. Pero, ¿No sería mejor dejarles, simplemente, que se diviertan? La cultura imperante en cada sociedad, condiciona gestos tan simples como la elección de un juguete. Y muchas veces, ni si quiera es posible esta elección. Muchos niños y niñas de países como Honduras, Marruecos o Panamá no tienen medios para acceder a un juguete con el que entretenerse. La falta de recursos de sus países, les arrebata la infancia. ¿Recordáis cuando en primaria, llegabais a clase con vuestro estuche de 12 cariocas? Entonces, llegaba el pijillo de clase, con el de 50 colores (o más), y ocupaba toda la mesa. Parece que los Reyes Magos se portan mejor en las casas con dinero. Y mejor todavía en los países con dinero, que acaparan toda la atención de Sus Majestades. Sabemos que es un viaje muy largo para hacer una noche, y que los pobres acabarán cansados. Pero oye, siempre se les olvidan los mismos países. Hay que echarles un cable. Por ello, surgen incitativas como “Un juguete una ilusión” que buscan recaudar fondos para la fabricación y distribución de juguetes a países con escasos recursos. Podéis leer más información aquí
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